La venganza es un plato que se sirve frío.
Me lanzó una mirada lasciva.
Yo una sonrisa irónica.
Ella, dos dardos de ternura.
Yo, una proposición descabellada.
Me puso un cuchillo en la garganta
y le envié un ala de amor sin precedente.
Ellal me hinco un puñal de distancia
yo, unos cuantos versos en desorden.
Inmisericorde, puso al fin
dos besos en mi boca.
Ya no tuve escapatoria.
Su veneno acabó conmigo.
Ahora le espero sumergido
a ciento sesenta grados bajo cero
para consumar paciente mi venganza.
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