Entre muros ungidos de historia
Abril esparce la tarde a puñaladas lentas.
La soledad se desangra en la calle
y el viento agita ecos de risa, de llanto,
de sangre vertida entre tus piedras...
Penachos de musgo coronan el silencio de tus hijos
y acunas, por igual entre tus brazos,
el sueño eterno de nobles o villanos;
la paz sin tregua de vencedores o vencidos.
miércoles, 14 de abril de 2010
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