En la hora del silencio
un sosiego viene a conquistarnos.
Besa nuestros labios
y hace que los ojos
nos busquen el cielo.
Sin saberlo, los sueños se nos cumplen.
Cruzan fugaces.
Nos vienen desde lejos.
Sólo es un instante.
Un chispazo de magia solamente.
Nos abren el pecho
sin que podamos evitarlo.
Nos llenan de emociones
y por un segundo, casi,
creemos en lo eterno.
En la hora del silencio
todo parece estar en orden:
la noche en la ventana,
los espejos apagados,
los demonios recogidos,
los deseos bien doblados,
en los tejados, la luna.
Los secretos...?
Los secretos...
Bien guardados!
miércoles, 14 de abril de 2010
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